Si alguna vez coincidimos, lo más probable es que prefiera hablar contigo de cualquier otra cosa que no sea poesía. No soy muy amigo de las conversaciones pretenciosas, pseudointelectuales o exclusivamente culturales.
Siempre he sido más de reírme sin complejos y disfrutar de conocer a alguien sin máscaras. Valoro infinitamente más una cena divertida y sincera en una pizzería que una reunión formal en un restaurante con estrella Michelín.
En cualquier caso, por norma general y salvo que veas que no es el momento (confío inicialmente en tu criterio), podremos tomarnos un café o un vermut.